
¿En que se basa el Deseo?
¿Esa fuerte atracción que nos empuja a rompernos el cuerpo?
Es un tema al que le he dedicado bastante tiempo para intentar entenderlo. No deja de ser una paradoja que la parte racional de nuestra cabeza luche tanto por entender a la otra parte, la emocional. La que de verdad importa. Una lucha por entender las emociones en términos racionales, es como intentar ver la forma del agua en el vaso. Después de darle muchas vueltas a veces creo que el amor tiene unas reglad bien claras. Preciaas. No me refiero al amor de confianza, ni al maternal, ni a la complicidad que pueda surgir entre los amantes de largo tiempo. Me refiero al enamoramiento ciego, impulsivo, adolescente y loco. Ese amor tiene 3 reglas:
PRIMERA: QUEREMOS LO QUE NO TENEMOS
Me lo enseño mi sobrina un día delante de una juguetería. Tenía 10 barbies en casa pero insistía en tener otra, la del escaparate, la de detrás del cristal, más nueva, más limpia, más reluciente en su caja de plástico. Quería precisamente la barbie que no tenía porque las otras barbies de casa, bueno, ahí estaban, ya abiertas y usadas.Queremos lo que no tenemos precisamente por eso, porque no lo tenemos. a regla básica y fundamental, la que rige nuestra vida más profunda, es que queremos lo que no tenemos. Ese es el drama se la insatisfacción. Se desea lo que ya se tiene. Dejamos de desear lo que alcanzamos.
SEGUNDA: QUEREMOS LO QUE NO ENTENDEMOS
Un restaurante conocido en Amsterdam tiene como peculiariedad que puedes pedir a la carta o, como alternativa, un menú en el que no te dicen lo que te van a traer. Si lo pides, tienes que aceptar lo que te traigan. Le pregunté al camarero por curiosidad cuanta gente pide el menú sorpresa desconocido: el 80%. Nos imaginamos que lo desconocido que nos van a traer es mejor que lo que nosotros podamos elegir. Nos llama la atención lo nuevo, lo sorprendente, lo inusual.Lo ya conocido ni siquiera lo vemos. No nos fijamos en lo de siempre , lo de todos los días hasta que llega el día en el que ya no está. Hasta ese día ni reparamos en ello.Aquello que no conseguimos entender, lo secreto, lo oculto, lo incomprensible, eso nos obsesiona. No se nos va de la cabeza. Intentamos entenderlo. Nuestra parte racional da vueltas y vueltas al remolino que no entiende. ¿Que paso? ¿Por que reacciono asi? ¿Que queria decir? ¿Que tendria que haber dicho yo?. Ese remolino es el causante del deseo obsesivo, de la fijacion.Estas dos reglas, el querer lo que no tenemos, y el querer lo que no entendemos, nos lleva al drama de la tercera regla.
TERCERA: QUEREMOS LO QUE NO PODEMOS TENER
La triste realidad, nuestra locura, es que queremos precisamente aquello que ni siquiera podemos tener. Lo absolutamente inalcanzable. Ser jóvenes cuando ya no lo somos. Alguien que ya no nos quiere. El amor perdido. Que todo fuese igual que antes. Que nos vea quien es ciego ante nosotros. Que vuelva quién ya se fue. La inocencia que un día tuvimos. La sabiduría que nunca tendremos.No sólo queremos lo que no tenemos. Es peor. Queremos lo que no podemos tener. Justo aquello que, para nosotros, es imposible.Cuanto más irrealizable es el sueño tanto más seductor, tóxico y embriagador. Cuanto más falso, más adictivo.
¿Esa fuerte atracción que nos empuja a rompernos el cuerpo?
Es un tema al que le he dedicado bastante tiempo para intentar entenderlo. No deja de ser una paradoja que la parte racional de nuestra cabeza luche tanto por entender a la otra parte, la emocional. La que de verdad importa. Una lucha por entender las emociones en términos racionales, es como intentar ver la forma del agua en el vaso. Después de darle muchas vueltas a veces creo que el amor tiene unas reglad bien claras. Preciaas. No me refiero al amor de confianza, ni al maternal, ni a la complicidad que pueda surgir entre los amantes de largo tiempo. Me refiero al enamoramiento ciego, impulsivo, adolescente y loco. Ese amor tiene 3 reglas:
PRIMERA: QUEREMOS LO QUE NO TENEMOS
Me lo enseño mi sobrina un día delante de una juguetería. Tenía 10 barbies en casa pero insistía en tener otra, la del escaparate, la de detrás del cristal, más nueva, más limpia, más reluciente en su caja de plástico. Quería precisamente la barbie que no tenía porque las otras barbies de casa, bueno, ahí estaban, ya abiertas y usadas.Queremos lo que no tenemos precisamente por eso, porque no lo tenemos. a regla básica y fundamental, la que rige nuestra vida más profunda, es que queremos lo que no tenemos. Ese es el drama se la insatisfacción. Se desea lo que ya se tiene. Dejamos de desear lo que alcanzamos.
SEGUNDA: QUEREMOS LO QUE NO ENTENDEMOS
Un restaurante conocido en Amsterdam tiene como peculiariedad que puedes pedir a la carta o, como alternativa, un menú en el que no te dicen lo que te van a traer. Si lo pides, tienes que aceptar lo que te traigan. Le pregunté al camarero por curiosidad cuanta gente pide el menú sorpresa desconocido: el 80%. Nos imaginamos que lo desconocido que nos van a traer es mejor que lo que nosotros podamos elegir. Nos llama la atención lo nuevo, lo sorprendente, lo inusual.Lo ya conocido ni siquiera lo vemos. No nos fijamos en lo de siempre , lo de todos los días hasta que llega el día en el que ya no está. Hasta ese día ni reparamos en ello.Aquello que no conseguimos entender, lo secreto, lo oculto, lo incomprensible, eso nos obsesiona. No se nos va de la cabeza. Intentamos entenderlo. Nuestra parte racional da vueltas y vueltas al remolino que no entiende. ¿Que paso? ¿Por que reacciono asi? ¿Que queria decir? ¿Que tendria que haber dicho yo?. Ese remolino es el causante del deseo obsesivo, de la fijacion.Estas dos reglas, el querer lo que no tenemos, y el querer lo que no entendemos, nos lleva al drama de la tercera regla.
TERCERA: QUEREMOS LO QUE NO PODEMOS TENER
La triste realidad, nuestra locura, es que queremos precisamente aquello que ni siquiera podemos tener. Lo absolutamente inalcanzable. Ser jóvenes cuando ya no lo somos. Alguien que ya no nos quiere. El amor perdido. Que todo fuese igual que antes. Que nos vea quien es ciego ante nosotros. Que vuelva quién ya se fue. La inocencia que un día tuvimos. La sabiduría que nunca tendremos.No sólo queremos lo que no tenemos. Es peor. Queremos lo que no podemos tener. Justo aquello que, para nosotros, es imposible.Cuanto más irrealizable es el sueño tanto más seductor, tóxico y embriagador. Cuanto más falso, más adictivo.
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