martes, 11 de mayo de 2010

EGOISTA




Hace tiempo que concibo la inocencia humana como la actitud que brota del instinto. Alguna vez he hablado de su significado, y creo que con el tiempo ha ido transformándose el concepto que tenía sobre la misma.

Si nos fijamos en los niños, podemos darnos cuenta de que actúan de modo instintivo. Eso les otorga espontaneidad y hace que la parte negativa que aflora quede relegada en importancia.

¿Qué hace del egoísmo un sentimiento negativo cuando llega la etapa adulta? Precisamente esa ausencia de espontaneidad. El adulto actúa mal pero lo hace con premeditación, midiendo las consecuencias de sus actos.

Al igual que varias personas reaccionan de modo distinto ante un mismo estímulo podemos admitir que una misma conducta –en este caso egoísmo- pierda su carga negativa si falta uno de los elementos esenciales.

Vamos a partir de la base de que todos los sentimientos tienen un fondo absolutamente egoísta:

“ Me he enamorado porque me encuentro genial con ella”

“ Mi hijo me llena la vida, no sabría vivir sin él”

“ Mi papá es el mejor hombre del mundo, me da mucha seguridad”.

“ Es el mejor amigo del mundo con él puedo desahogarme siempre”

Hasta el amor sucumbe al egoísmo, debajo de cada sentimiento existe una necesidad. Quiero decir que se quiere por algo, siempre hay un motivo: que te saben escuchar, que te hacen sonreír, que te saben proteger…

La primera vez que pensé en esto fue con una frase del filósofo Eric Fromm:¿ “ Te quiero porque te necesito o te necesito porque te quiero?

Yo planteo una pregunta: ¿realmente existen esas dos posibilidades? En el fondo todos tenemos un porqué para querer, para sentir , para compartir, para abrazar…y eso …no es malo. Creo que es lo que legitima y otorga justicia al sentimiento.

Un mal padre no es querido de verdad por su hijo. Puede que el niño tenga un sentimiento de dependencia porque todo lo ha vivido con él, pero no lo quiere y eso es justo. NO HA RECIBIDO NADA

Un novio egoísta no es querido. Puede que ella siga a su lado por inercia, porque le guste estar acompañada, compartir un espacio, pero nunca lo querrá porque NO RECIBE NADA

¿Qué legitima los sentimientos …. ? Estoy convencido de que la justicia de ganarselos…

Hazle reir, hazle soñar, hazle abrazar sueños… y esa persona envolverá sus sentimientos para entregartelos…

La decisión del tacto



Son tantos los momentos alimentados en ese rincón de mi memoria…
En ocasiones, creo que los he recordado de forma tan intensa que he acabado idealizandolos con el tiempo. Sé que todo instante pasado parece mejor, pero sólo lo parece... Debo creer que es la serenidad de lo ya vivido, la ausencia de riesgos, de miedos, el tener la potestad de poder borrar los malos tragos, y embriagarse sólo de esas puntas del iceberg que ansiamos encontrar cuando volvemos la vista atrás (no buceamos en la base tenebrosa y fría que un día nos alejó desnudos de ilusiones).
Quiero creer que todo quedó atrás, de forma voluntaria, que no fue todo lo bueno que se recuerda, por eso nos desprendimos de su tacto espectral.
Hay momentos de debilidad en los que la memoria- evocada con afán de caricias- es nuestro peor enemigo: ella es capaz de devorar los que fueron momentos grises ante la necesidad de ver un estallido de colores y falsea lo que tuvimos, alimentandolo de fantasías.
La verdad, pocas veces he caído en esa trampa. Creo que ha sido porque siempre me he planteado el por qué de cada necesidad de cambio. Y… la verdad, queda demostrado que si no nos mentimos a nosotros mismos, se trata de una respuesta sencilla: Se desgastó la complicidad de nuestro mundo en un momento dado. Unas veces, culpa nuestra, otras de los demás, pero… al fin y al cabo, qué más da conocer la causa de su agonía; lo importante es la agonía en sí y lo que esto engendra. Núnca sirvió de nada buscar culpables cuando muere un sentimiento.
Hay casos en los que esa complicidad sigue ilesa, pero por temor se toma la decisión de silenciarla. Esto es lo más triste:
es como asesinar la belleza por envidia
es como ser desleal a una sonrisa por miedo a dejar atrapado en ella el corazón
es como renunciar a vivir por miedo a sufrir
En todo caso… siempre hay que decidir, y creo que los motivos… en ocasiones son titanes enmascarados que con su fuerza polarizada nos hacen zozobrar….
Vivir es arriesgado siempre, decidir también lo es, en ocasiones nos causa dolor, en otros momentos una inmensa plenitud, en unas ocasiones dudas, en otras plena seguridad… Pero siempre que nos arriesgamos a tomar una decisión… estamos apostando por la vida, estamos conectando, estamos sintiendo la necesidad de huir de algo que nos resulta mediocre para intensificar lo que percibimos...

domingo, 9 de mayo de 2010

Honestidad




Se cuenta que allá para el año 250 A.C., en la China antigua, un príncipe de la región norte del país estaba por ser coronado emperador, pero de acuerdo con la ley, él debía casarse. Sabiendo esto, él decidió hacer una competencia entre las muchachas de la corte para ver quién sería digna de su propuesta. Al día siguiente, el príncipe anunció que recibiría en una celebración especial a todas las pretendientes y lanzaría un desafío.

Una anciana que servía en el palacio hacía muchos años, escuchó los comentarios sobre los preparativos. Sintió una leve tristeza porque sabía que su joven hija tenía un sentimiento profundo de amor por el príncipe. Al llegar a la casa y contar los hechos a la joven, se asombró al saber que ella quería ir a la celebración. Sin poder creerlo le preguntó: "¿Hija mía, que vas a hacer allá? Todas las muchachas más bellas y ricas de la corte estarán allí. Sácate esa idea ins ensata de la cabeza. Sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura" Y la hija respondió: "No, querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Yo sé que jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos por algunos momentos cerca del príncipe. Esto me hará feliz"

Por la noche la joven llegó al palacio. Allí estaban todas las muchachas más bellas, con las más bellas ropas, con las más bellas joyas y con las más determinadas intenciones. Entonces, finalmente, el príncipe anunció el desafío: "Daré a cada una de ustedes una semilla. Aquella que me traiga la flor más bella dentro de seis meses será escogida por mí, esposa y futura emperatriz de China"

La propuesta del príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, sean: costumbres, amistades, relaciones, etc. El tiempo pasó y la dulce joven, como no tenía mucha habilidad en las artes de la jardine ría, cuidaba con mucha paciencia y ternura de su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgía como su amor, no tendría que preocuparse con el resultado. Pasaron tres meses y nada brotó. La joven intentó todos los métodos que conocía pero nada había nacido. Día tras día veía más lejos su sueño, pero su amor era más profundo. Por fin, pasaron los seis meses y nada había brotado. Consciente de su esfuerzo y dedicación la muchacha le comunicó a su madre que sin importar las circunstancias ella regresaría al palacio en la fecha y hora acordadas sólo para estar cerca del príncipe por unos momentos.

En la hora señalada estaba allí, con su vaso vacío. Todas las otras pretendientes tenían una flor, cada una más bella que la otra, de las más variadas formas y colores. Ella estaba admirada. Nunca había visto una escena tan bella. Finalmente, llegó el momento esperado y el príncipe observó a cada una de las pretendientes con mucho cuidado y atención. Después de pasar p or todas, una a una, anunció su resultado. Aquella bella joven con su vaso vacío sería su futura esposa. Todos los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones. Nadie entendía por qué él había escogido justamente a aquella que no había cultivado nada. Entonces, con calma el príncipe explicó: "Esta fue la única que cultivó la flor que la hizo digna de convertirse en emperatriz: la flor de la honestidad. Todas las semillas que entregué eran estériles"

Maravilloso relato, ¿no? En tiempos donde lo importante parecen ser los resultados, los logros, lo visible, cultivar el valor de la honestidad parece un valor perdido... Somos capaces de inventar los más variados argumentos para excusarnos, por no decir "me equivoqué, tienes razón, no sé acerca de esto". Opinamos sobre todo, juzgamos a todos... la "viveza" se ha convertido en un valor, encubriendo la mentira, el engaño, la falta de honestidad para con nosotros mismos... La verdad, la sinceridad, la humildad... no son virtudes exacerbadas en los cartoons para niños, ni en las publicidades para adultos hemos confundido el significado de la palabra ÉXITO.

Si he terminado mi día siendo leal a mí mismo, sin traicionar mis creencias y mis sentimientos, sin dejar de ser quien soy para quedar bien u obtener resultados... ese ha sido un día de éxito. Puedes hacer de este, un día exitoso... de ti depende.