jueves, 9 de diciembre de 2010

¿Por qué existen los bancos?


En la época del trueque se dio un valor de intercambio al oro y la plata, resultaba engorroso y arriesgado viajar con tanto peso, por lo que surgieron astutos individuos que odiaban el trabajo y ofrecían guardar esos capitales entregando un certificado de depósito que permitía hacer gastos al viajero, y cuando los rescataba pagaba una comisión.

La experiencia enseñó a esos sujetos que de los depósitos de diversos caballeros se movía solo un 10%, y el 90% restante permanecía largo tiempo en sus manos. Se les ocurrió entonces “prestar” ese 90% en forma de 9 certificados que emitían como reales exigiendo onerosas garantías: terrenos, propiedades, fábricas, talleres, bienes muebles, etc. De este modo fueron enriqueciéndose a costa de los deudores que no podían devolver a tiempo los préstamos, principalmente por lo elevado de los intereses. Y ya pudieron establecerse en grandes locales con lujosas oficinas y muchos empleados, llegando a ser lo que conocemos hoy.

Su único riesgo, mínimo, es que todos sus depositantes exijan el reintegro de sus certificados al mismo tiempo, por lo que no tendrían qué devolver (falta de liquidez). Allí puede producirse su quiebra; no tanto por los malos pagadores, dado que siempre tendrán garantías por valores muy superiores a lo prestado, sino porque no tendrán el oro y la plata que exigirán todos los dueños de los papeles al mismo tiempo. Pero vale la pena, dado que el gran negocio es cuando empiezan a emitir papeles por más del 90% que pueden respaldar, pues al momento que esos certificados (hoy cheques), vuelven los destruyen quedándose con todo lo devengado en intereses.

Más aun, muchas veces quienes devuelven esos certificados son también sus clientes y sencillamente los depositan en el mismo banco, con lo que el ‘dinero’ que circuló sólo existió en los libros del banco. Nunca fue dinero real, ni billetes ni monedas.
Siendo claros, lo que hacen es FALSIFICAR dinero. Los papeles que entregan en préstamo no tienen respaldo, valen sólo por la confianza que tiene el mercado en ellos, nada más. Los falsificadores profesionales van a la cárcel, aunque el monto sea muy pequeño. Los banqueros no, aunque los montos son estratosféricos. Y esto a pesar de que roban a todos los ciudadanos sin que se escape nadie, ya que al aumentar la masa del circulante real éste disminuye su valor por la inflación que desatan. Es como si metieran sus manos en los bolsillos de cada trabajador.

Estos falsificadores impunes descubrieron después que podían manejar las vidas de los pueblos entregando o retirando ese crédito intangible a su antojo. Cuando recibían crédito los fabricantes pagaban sus máquinas, herramientas y servicios, y los proveedores a su vez usaban ese ‘dinero’ en sus negocios, y en gastos personales todos por igual. Así se producía mucho y el comercio tenía buenos stocks de mercaderías.

El público tenía mucho dinero para comprar y los precios subían, había un boom. Al retirar los créditos se producía la deflación porque el dinero para comprar era muy poco y los precios bajaban demasiado. Los empresarios despedían a empleados y obreros, menos gente tenía dinero para seguir comprando, los fabricantes no tenían con qué pagar los intereses que el banco exigía, salvo su producción la que debían liquidar para no perder sus garantías, al final adquiridas a vil precio por los banqueros, directa o indirectamente.

Acaparada ya toda la producción posible y expropiadas las garantías, los banqueros volvían a dar crédito, y así pasaban la escasez, la cesantía y la deflación; esta última se convertía otra vez en inflación. Al normalizarse los precios los falsificadores legales vendían las fábricas y propiedades con buenas ganancias. Y empezaba todo de nuevo hasta la próxima crisis, por supuesto planificada por ellos.

Se produce una paradoja: hay crisis porque hay demasiados productos y la gente no tiene dinero para comprarlos, o sea ¡los ciudadanos productores y consumidores cometieron el error de trabajar mucho y bien! Por eso tienen que morirse de hambre junto a graneros y bodegas repletos. Realidad aceptada fatalmente por todos, como corderos.


En resumen, los banqueros manejan las crisis financieras. Y si los bancos están casi todos en un solo tipo de manos, ese grupo de manos anónimas decide cuándo y cómo se vienen las recesiones y las depresiones en todo el mundo. Porque al no poder vender los productos decomisados a los deudores que no pudieron pagar, y al haber cesantía e inflación que reducían el número de compradores, los productos robados legalmente se vendían a otros países. De ahí a que los banqueros de un país le prestaran a otros países sólo un paso. Y así llegó el momento en que ese pequeño grupo que maneja la banca mundial estuvo en condiciones de provocar crisis que afectaran a todo el mundo.

Algunas citas que corroboran lo dicho:

“Permitidme fabricar y controlar el dinero de una nación, y ya no me importa quienes sean sus gobernantes” Mayer Amschel Rothschild, creador de la perniciosa dinastía.

“Poder inmenso y despótica dominación económica están concentrados en manos de unos pocos. Este poder deviene particularmente irresistible cuando es ejercido por los que, controlando el dinero, gobiernan el crédito y determinan su concesión. Ellos suministran, por así decirlo, la sangre de todo el cuerpo económico, y la retiran cuando les conviene; como si estuviera en sus manos el alma de la producción de manera que nadie ose respirar contra su voluntad”

Es decir, todos los gobiernos son meros títeres del Money Power. Especialmente EEUU e Inglaterra ya que ambos hace mucho que entregaron la fabricación y provisión de su dinero a un grupo de banqueros, los cuales además controlan el oro, petróleo y diamantes fijando su precio y cuotas de producción. Porque se creó una fantasía: los gobiernos no pueden ni deben fabricar su dinero, sino pedirlo prestado a entidades privadas que corren con los gastos de fabricación (papel, tinta y obra de mano), pero cobran intereses por su uso; y al fijar soberanamente la cantidad que produce puede aumentar o disminuir el circulante iniciando inflaciones y deflaciones a placer. En EEUU dicho grupo de bancos se llama Reserva Federal y en Inglaterra engañosamente Banco de Inglaterra.

Los Bancos Centrales dependen del Estado y por ende promueven el interés público, los bancos privados son comerciales y promueven el interés de sus dueños. La ‘Fed’ y el Banco de Inglaterra son 100% privados. Por ende, no pueden perseguir el bienestar de sus conciudadanos, como creen todos los ingenuos demócratas.

Digamos por último que sus dueños y directores no son estadounidenses ni ingleses, ni llaman Patria a ningún país de antes de 1948.


Tal como empezamos terminaremos con una pregunta, sin dar pistas para que cada uno busque su propia respuesta:

¿QUIÉNES serán entonces las cabezas de estas 300 familias?

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Matando Nuestros Sueños by Paulo Coelho


El primer síntoma del proceso de matar nuestros sueños es la falta de tiempo. Las personas más ocupadas que he conocido en mi vida siempre tienen tiempo suficiente para hacerlo todo. Aquellos que no hacen nada estan siempre cansados y no prestan atención a la poca cantidad de trabajo que se necesita para ello. Se quejan constantemente de que el día es demasiado corto. La verdad es que tienen miedo a luchar el Buen Combate.

El segundo síntoma de la muerte de nuestros sueños está en nuestras certezas. Debido a que no quieren ver la vida como una gran aventura, comenzamos a pensar en nosotros mismos como sabio, justo y correcto al pedir tan poco de la vida. Miramos más allá de las paredes de nuestra existencia día a día, y escuchamos el sonido de romper lanzas, olemos el polvo y el sudor, y vemos las grandes caídas y el fuego en los ojos de los guerreros. Pero nunca vemos el deleite, el placer inmenso en los corazones de aquellos que se dedican a la batalla. Para ellos, ni la victoria ni la derrota es importante, lo importante es sólo que están luchando la buena lucha.

Y, por último, el tercer síntoma de la muerte de nuestros sueños es la paz. La vida se vuelve una tarde de domingo; pedimos nada grande, y dejamos de exigir nada más de lo que están dispuestos a dar. En ese estado, que pensamos de nosotros mismos como adultos, dejamos de lado las fantasías de nuestros jóvenes, y buscamos la realización personal y profesional. Nos sorprende cuando la gente de nuestra edad dice que aún quiere esto o lo otro de la vida. Pero en realidad, lo profundo de nuestros corazones, sabemos que lo que ha sucedido es que hemos renunciado a la lucha por nuestros sueños - que se han negado a combatir en el Buen Combate.

Cuando renunciamos a nuestros sueños y encontrar la paz, vamos a través de un breve período de tranquilidad. Pero los sueños muertos comienzan a pudrirse dentro de nosotros e infectar a todo nuestro ser.
Llegamos a ser cruel con los que nos rodean, y entonces empezamos a dirigir esta crueldad contra nosotros mismos. Ahí es cuando surgen las enfermedades y las psicosis. Lo que queríamos evitar en el combate - la decepción y la derrota - venga sobre nosotros por nuestra cobardía.

Y un día, los sueños muertos, echado a perder hace difícil respirar, y que en realidad buscan la muerte. Es la muerte que nos libera de nuestras certezas, de nuestro trabajo, y de que la paz terrible de nuestros domingos por la tarde.

Hace tiempo escribí unas líneas sacadas de la película PEZ GORDO (The Big Fish) ahora las vuelvo a recordar:

"Disfruta de la fuerza y belleza de tu juventud. No me hagas caso. Nunca entenderás la fuerza y la belleza de tu juventud hasta que se hayan marchitado, pero créeme dentro de veinte años, cuando mirando fotos te veas a ti mismo verás, como no puedes ver ahora, cuantas posibilidades tenías ante ti y lo guapo que eras en realidad. No estás tan gordo como te imaginas.
No te preocupes por el futuro, o preocúpate pero sabiendo que hacerlo es tan efectivo como intentar resolver una ecuación de álgebra masticando chicle.
Es probable que los problemas más serios que te surjan en la vida sean cosas que ni se te pasaron por la cabeza, de ésas que te sorprenden un martes cualquiera a la cuatro de la tarde.
Todos los días haz algo que te dé miedo.
Canta.
No juegues con los corazones de los demás.
No aguantes que la gente juegue con el tuyo.
Cepíllate los dientes.
No pierdas el tiempo sintiendo celos.
Unas veces irás ganado y otras perdiendo.
La carrera es larga y al final sólo compites contra ti mismo.
Recuerda los elogios que recibas, olvida los insultos, y si lo consigues dime cómo.
Conserva las viejas cartas de amor.
Tira los recibos viejos del banco.
Yérguete.
No te sientas culpable si no sabes qué quieres hacer en la vida
Las personas más interesantes que conozco no sabían qué querían hacer con su vida a los 22 años, algunas de las personas más interesantes que conozco tampoco lo saben a los 40.
Toma mucho calcio.
Trata bien a tus rodillas, las echarás de menos cuando te fallen.
Quizá te cases, quizá no.
Quizá tengas hijos, quizá no.
Quizá te divorcies a los 40.
Quizá bailes el rock cuando celebres las bodas de platino.
Hagas lo que hagas no te congratules demasiado ni tampoco te censures.Siempre has optado por una cosa u otra como el resto del mundo.
Disfruta de tu cuerpo, úsalo de todas las maneras que puedas, no le tengas miedo ni te preocupe qué piensan los demás de él. Es el mejor instrumento que tendrás jamás.
Baila, aunque no tengas donde hacerlo más que en el salón de tu casa.
Lee las instrucciones aunque no las sigas
No leas revistas de belleza, sólo harán que te sientas feo.
Conoce a tus padres, nunca sabes cuando se irán para siempre.
Sé bueno con tus hermanos, son el mejor vínculo con tu pasado y los que probablemente seguirán contigo en tu futuro.
Entiende que los amigos vienen y se van pero que hay unos pocos escogidos que debes conservar.
Esfuérzate en no desvincularte de ciertos lugares y costumbres porque cuanto más mayor te hagas más necesitarás a las personas que conociste cuando eras joven.
Vive en N.Y. alguna vez pero vete antes de endurecerte.
Vive en el norte de California alguna vez pero vete antes de ablandarte.
Viaja.
No te hagas demasiadas cosas en el pelo o cuando tengas 40 años parecerá el de alguien de 85.
Ten cuidado con los consejos que compras y ten paciencia con quienes te los vendan. Los consejos son una forma de nostalgia, ofrecerlos es una manera de rescatar el pasado del vertedero, sanearlo, pintar las partes feas y reciclarlo dándoles más valor del que tienen.