lunes, 22 de febrero de 2010

Conocerse es el Relámpago




Yo no necesito tiempo para saber cómo eres: conocerse es el relámpago.


¿Quién te va a ti a conocer en lo que callas, o en esas palabras con que lo callas?

El que te busque en la vida que estás viviendo, no sabe más que alusiones de ti,

pretextos donde te escondes.

Ir siguiéndote hacía atrás en lo que tú has hecho, antes,

sumar acción con sonrisa, años con nombres,

será ir perdiéndote.

Yo no.

Te conocí en la tormenta.

Te conocí, repentina, en ese desgarramiento brutal de tiniebla y luz,

donde se revela el fondo que escapa al día y la noche.

SI



Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor
todos la pierden y te echan la culpa;
si puedes confiar en ti mismo cuando los demás dudan de ti,
pero al mismo tiempo tienes en cuenta su duda;
si puedes esperar y no cansarte de la espera,
o siendo engañado por los que te rodean, no pagar con mentiras,
o siendo odiado no dar cabida al odio,
y no obstante no parecer demasiado bueno, ni hablar con demasiada sabiduría...

Si puedes soñar y no dejar que lo sueños te dominen;
si puedes pensar y no hacer de los pensamientos tu objetivo;
si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso
y tratar a esos dos impostores de la misma forma;
si puedes soportar el escuchar la verdad que has dicho
tergiversada por bribones para hacer una trampa para necios,
o contemplar destrozadas las cosas a las que habías dedicado tu vida
y agacharte y reconstruirlas con las herramientas desgastadas...

Si puedes hacer un rato con todos los triunfos
y arriesgarlo todo de una vez a una sola carta,
y perder, y comenzar de nuevo por el principio
y no dejar escapar nunca una palabra sobre tu pérdida;
y si puedes obligar a tu corazón, a tus nervios y a tus músculos
a servirte en tu camino mucho después de que hayan perdido su fuerza,
excepto la voluntad que les dice ¡Continua!

Si puedes hablar con la multitud y perseverar en la virtud
o caminar entre reyes y no cambiar tu manera de ser;
si ni los enemigos ni los buenos amigos pueden dañarte,
si todos los hombres cuentan contigo pero ninguno demasiado;
si puedes emplear el inexorable minuto
recorriendo una distancia que equivale a setenta segundos
tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y lo que es más, serás un HOMBRE, hijo mío.

domingo, 14 de febrero de 2010

Amo a esa mujer





Amo el color de su piel
y el contorno de su vientre,
amo lo que significa
aún no estando presente.

Amo el calor de sus manos
cuando me tocan la frente,
y las memorias que a diario
van renaciendo en mi mente.

Amo su aliento en mi piel
y sus lagrimas en mis mejillas,
y todo el tiempo que me tuvo
muy adentro de su vida.

Yo amo a esa mujer
porque su vida es mi vida,
Yo amo a esa mujer
y la amare más cada día.

Yo amo a esa mujer
nadie pudo arrancarla de mi,
Yo amo a esa mujer
porque me nace amarla así.

Amo el color de sus ojos
y su voz cuando me canta,
es la mujer más querida
mi santa madre del alma mía.

Te amo cuchi